agosto 03, 2009




02.08.2009
Hoy se fué Nati.


A media mañana de este domingo que comenzaba gris, un grupo de bicis y autos detenidos en la rambla, ya cruzando el arroyo Carrasco llamaban la atención. Alguien yacía en la banquina: Es Nati! dijo Vicky , quebrada, ante sus compañeros que mucho no podían ya hacer. Demorada, o al menos para lo uno pretende en esos casos, llegó la asistencia que tampoco pudo hacer más. Verla ahí recostada era contrastante con la inquieta e imparable participante de tantos desafíos. Aun no sé cómo ocurrió. Y seguramente no aporte para la inútil búsqueda de pretender comprender esta injusticia.

Corredora de aventuras. Muy buena corredora. Tal vez de las más pequeñas, pero muy grande de espíritu y alegría. No llegué a conocerte bien, pero no hacía falta para darse cuenta de tu excelente capacidad deportiva, humanidad y solidaridad con apenas veintiún años.

Es caótico, muy caótico el tránsito de sentimientos cuando no se va a encontrar mas explicación que la que queramos abrazar ante la falta repentina de alguien.
En ese momento, Nati estaba ausente, fuera de competencia. Y sin embargo nos alentaba a seguir. Ahí vas con tu simpatía y aliento para los demás.

Siempre llegaste antes Nati, ganadora nata. Hoy hubiéramos querido que no llegaras tan temprano a tu meta. Seguirás corriendo con tu equipo, sin duda y en los corazones deportivos de todos los que te conocieron.

Ya nos contarás.

Adiós, (Daniell. Equipo Baqueano)

septiembre 30, 2008

agosto 14, 2008

XK Race, Cordoba, Mina clavero 2008

Y por acá dejo la crónica de Don Heber, no hay mas para agregar a su canto a la vida!!

Una Historia Real.
CAPITULO UNO
ARRIBO Y PREPARACION

Primero que nada a Córdoba llegaban de parte de Baqueano dos personas de edad avanzada y una niña. Uno de los gerontes venía de dos semanas de gripe y cero entrenamiento, el otro había logrado mejorar bastante su estado físico. La niña no solo contaba con otro lauro en una maraton, sino que además era reconocida y temida por equipos rivales dando la falsa impresión de que los gerontes que la acompañaban podrían haber sido en el siglo pasado atletas de renombre y que la implacable huesuda había depositado en ellos, como forma de adelanto, toda la grasa que a ella le era imposible portar.
Así llegamos luego de un implacable viaje en un oloroso transporte público por las rutas del “tercer world” a una pintoresca posta en el medio de la nada. Cansado me dirigí a mi dormitorio para encontrarme con una especie de barraca militar en la que deberíamos dormir 40 en cuchetas de mala calidad, además de hacer uso de un baño común que, todo hacía prever, no tard
aría en volverse un territorio impenetrable. Inmediatamente me dirigí a la recepción en busca de corregir con dinero el error que se había cometido con alguien como yo: un burgués que se niega a ser tratado como militar y en caso de tener que someterse a semejante ignominia exige un grado acorde a por lo menos un baño y dormitorio de oficial. La negativa de los obtusos funcionarios de la posta me destruyó sicológicamente, le agregó 50 quilómetros de distancia y 1200 metros de altura a la carrera.
Intenté pues recuperar fuerzas a través de una terapia muy femenina: las compras de ropa deportiva. Mi lado femenino quedó realmente repuesto unos cuantos dólares mas tarde. He de consignar en este punto que esta carrera la corrimos codo a codo con la maratonista, y registraba un antecedente en Villa Carlos Paz donde nos anotamos una victoria contundente en el supermercado de aprovisionamiento de la carrera en la que el equipo que ocupó el segundo puesto quedó dos changuitos por debajo.

Con mi lado femenino repuesto nos dirigimos pues a la clínica de cuerdas junto a nuestra grácil compañera, que gracias a su corta edad todavía sonreía sin imaginar que por la noche estaría rodeada de desconocidos de los que emanarían fétidos hedores y desagradables sonidos, y que en el mejor de los casos podría ir al baño (si alguno de los waters se había salvado de la clausura) munida de una máscara antigas, que inexplicablemente no se encontraba dentro del equipam¡ento obligatorio.
El señor que se encargaba de la clínica inmediatamente tuvo química con Federica. Muy mala química pero química al fin. Como las cuerdas eran una disciplina individual solo tuve un adelanto de este tema cuando me senté a esperar a Artola que había ido a su lujoso alojamie
nto propio de un comandante, distante 25 quilómetros del nuestro. Al despedirse Federica cruzó unas palabras con el filósofo Mendocino. Lo de cruce es un eufemismo que se utiliza generalmente para choque violento con víctimas.
En fin yo me abrigué para esperar a Artola, mientras Federica y Randi d
ejaban a un lado sus diferencias, o es decir Randi se quedaba y Federica se iba nuevamente a las barracas, mientras que las diferencias quedaban abandonadas en el medio. Al rato llegó el autodenominado comandante a quien ayudé a ponerse el arnés, para acto seguido participar de un deja vú: Se tomó de la cuerda, dio dos pasos, miró hacia atrás al vacío, me miró y dijo: no me animo. Y ahí empezó a pasar otra gente mientras el juntaba coraje. Al segundo intento mi recuerdo del puente de Paso de los Toros hizo carne en mi y me retiré a las barracas, con el fin de facilitar la tarea de nuestro compañero o al menos disminuir su vergüenza.
La versión de Artola cuenta que en soledad y de la mano de Randi logró arrojarse al vacío.*
Una vez de regreso en la barracas, nos entregaron los mapas y empezó la charla técnica. Previo a la misma intenté utilizar las letrinas, pero un hedor casi tan denso como el dulce de leche y mucho mas pegajoso me cortó el paso. Mi espíritu burgués, se pintó hereje en manos de la inquisición, ante la sola imagen de pasar la noche en semejante mazmorra, pero Federica se empecinaba en un capricho in entendible rogándome que no la dejara en ese lugar, a pesar de que ella dormía en las mazmorras femeninas y en un claro ejemplo del síndrome d
e Estocolmo se negaba a abandonarlas y pasar a alojarse junto a Artola en una cabaña normal.
Mi raciocinio pudo distinguir la veta animista que sojuzgaba a la infanta y logró l
iberarse de las garras de esa inquisición que invitaba a jugar a los indigentes (durmiendo 40 en un cuarto y compartiendo un mingitorio) para huir a bordo de un mercedes a un alojamiento digno.

Continuará....

*Nota del editor: esta versión no ha sido confirmada por testigo alguno.

mayo 11, 2008

XK Race Tucumán 2008


Amanecer luego de una noche con varias horas perdidos

mayo 10, 2008

XK Race Tucumán 2008


En la montaña, una cruz como a 3000 m de altura en plena noche. Fue un alivio encontrarla pues nos indicó que estábamos en la ruta correcta hacia la cima del cerro.

XK Race Tucumán 2008


Gabriel y Quique

XK Race Tucumán 2008


Treking por la montaña de Yungas, Fede y Bomba